La campaña apícola 2023 enfrenta una de sus peores crisis, con previsiones que no superan el 15% de una cosecha normal debido a la devastadora sequía. Esta situación ha dejado un rastro de desolación, con la cosecha de miel de romero y tomillo prácticamente desaparecida en Castilla-La Mancha y una producción de azahar reducida a la mitad en comparación con años anteriores.
Pedro Loscertales, líder del sector apícola en COAG, ha enfatizado el alarmante estado de las ayudas propuestas: «800 euros para un apicultor con la que está cayendo es casi insultante». Según datos de COAG, solo el coste de la alimentación suplementaria de las abejas puede alcanzar entre 8.000 y 10.000 euros al mes para una explotación media de 400 colmenas.
Las consecuencias de la sequía no solo se limitan a la miel. La producción de polen también ha disminuido drásticamente. Además, los apicultores enfrentan otros retos, como el incremento en el coste de alimentar los enjambres, lo que representa un costo adicional de 18 euros por colmena.
COAG ha expresado su desacuerdo con las ayudas propuestas por el Ministerio de Agricultura, alegando que todas las explotaciones profesionales, estén fijas o sean trashumantes, deben ser incluidas. «El sector lleva demandando ayudas directas desde julio de 2022 y la situación actual requiere medidas extraordinarias. Los 5 millones propuestos son insuficientes. Estamos compitiendo con importaciones fraudulentas que ofrecen precios por debajo de los costes de producción», comentó Loscertales.
Con las continuas adversidades, muchos apicultores están considerando abandonar la industria y migrar hacia otros sectores laborales, como la construcción o la hostelería. Tras tres temporadas con producción mínima y precios que no cubren los costes, más del 50% de los colmenares del país están en riesgo. «Necesitamos un Plan de Rescate ambicioso para el sector apícola español», concluyó el representante de COAG.