¿Por qué necesitamos abejas?

Las abejas son vitales para un medio ambiente y una economía sanos. Además, son pequeños insectos fascinantes y hermosos. Pero, ¿Qué las hace tan especiales?

La necesidad de abejas

Necesitamos a las abejas. Aunque a menudo las pasemos por alto, al igual que otros polinizadores como las mariposas y las moscas, pero son vitales para un suministro de alimentos estable y saludable, y la clave de la dieta variada, colorida y nutritiva que necesitamos.

Las abejas están perfectamente adaptadas para polinizar, ayudando a las plantas a crecer, reproducirse y producir alimentos. Lo hacen transfiriendo el polen entre las plantas en flor y manteniendo así el ciclo de la vida.

La gran mayoría de las plantas que necesitamos para alimentarnos dependen de la polinización, especialmente de las abejas: desde las almendras y la vainilla hasta las manzanas y la calabaza. Las abejas también polinizan alrededor del 80% de las flores silvestres en Europa, por lo que nuestro campo sería mucho menos interesante y hermoso sin ellas.

Pero las abejas están en peligro. Cada vez hay más preocupación pública y política por el declive de las abejas en todo el mundo. Este declive se debe a una combinación de factores, desde la pérdida de hábitat y fuentes de alimento hasta la exposición a pesticidas y los efectos del cambio climático.

Ahora más que nunca debemos reconocer la importancia de las abejas para la naturaleza y para nuestras vidas. Y debemos actuar para que no sólo sobrevivan, sino que prosperen.

Tipos de abejas

No todas las abejas son iguales. En todo el mundo se conocen más de 20.000 especies de abejas. En la península ibérica se han registrado unas 1300 especies de abejas. Sólo tres de ellas son las famosas abejas de la miel.

La península ibérica, compuesta por España y Portugal, es hogar de una rica biodiversidad de abejas. Aunque el número exacto de especies puede variar según las fuentes y los estudios más recientes, se estima que hay alrededor de 1.000 especies de abejas en la península. Esta cifra incluye tanto a las abejas solitarias como a las sociales. Es importante señalar que la mayoría de estas especies son abejas solitarias y no producen miel como la abeja melífera (Apis mellifera), que es la especie de abeja más conocida y ampliamente distribuida en la región. La diversidad de abejas en la península ibérica es un reflejo de la variedad de hábitats y climas presentes en la región.

La mayoría de las abejas melíferas son criadas por apicultores en colonias de colmenas controladas. El resto de nuestras abejas son silvestres, incluidas 25 especies de abejorros y más de 220 tipos de abejas solitarias.

Al igual que las abejas melíferas, los abejorros viven en colonias sociales, normalmente en agujeros en el suelo o en cavidades de árboles.

Las abejas solitarias suelen anidar solas, como su nombre indica. Cada hembra construye su propio nido y lo abastece de comida. Las abejas solitarias son las abejas mineras, que anidan en el suelo, así como las abejas albañiles y las abejas cortadoras de hojas, que anidan en agujeros de madera muerta, bancos y muros.

Abejas los polinizadores perfectos

Gracias a las abejas podemos disfrutar de toda una gama de alimentos, desde manzanas y peras hasta café y vainilla. Y si llevas algodón, es porque la planta de algodón de la que proceden tus hilos estaba polinizada.

Las abejas recogen polen para abastecer sus nidos y alimentar a sus crías. Tienen características especiales para recogerlo, como pelos ramificados llamados «escopas» o panales de cerdas llamados cestas de polen en las patas. Cuando las abejas visitan las plantas en busca de alimento, el polen queda atrapado en sus cuerpos y pasa de una planta a otra, fecundándolas: eso es la polinización.

Las abejas no son los únicos polinizadores del mundo. Moscas, avispas, polillas, escarabajos e incluso algunos pájaros, murciélagos y lagartos polinizan, pero sólo visitan las flores lo suficiente para alimentarse. Como recogen polen para abastecer sus nidos, las abejas suelen ser los polinizadores más eficaces, ya que visitan muchas más flores y transportan más polen entre ellas.

Además, algunas especies de abejas están especialmente desarrolladas para polinizar determinadas plantas y sin ellas esas plantas estarían peor polinizadas.

Las abejas y los agricultores

Muchas abejas tienen características diferentes que las hacen idóneas para polinizar determinadas plantas. Por ejemplo, el pequeño tamaño y la agilidad del abejorro precoz le permiten entrar en plantas con flores caídas, como la consuelda. Los abejorros de jardín polinizan mejor las flores profundas de la madreselva y la dedalera que la mayoría de las demás especies, ya que su lengua más larga puede llegar a lo más profundo de ellas.

Muchos agricultores confían en la diversidad de abejas para polinizar sus productos. Por ejemplo, los cultivadores comerciales de manzanas se benefician de los servicios gratuitos de polinización de la abeja albañil roja. Esta especie puede ser 120 veces más eficaz en la polinización de las flores del manzano que las abejas melíferas.

Está demostrado que la polinización natural por el tipo adecuado de abeja mejora la calidad de la cosecha, desde su valor nutritivo hasta su conservación. Por ejemplo, los abejorros y las abejas solitarias se alimentan de distintas partes de las flores de las fresas. En combinación, producen fresas más grandes, más jugosas y de forma más uniforme.

En España, al igual que en otras partes del mundo, la relación simbiótica entre abejas y plantas es fundamental para la biodiversidad. Algunas especies de abejas, específicas de nuestra región, tienen una afinidad particular con ciertas plantas autóctonas. Estas abejas dependen del polen de plantas específicas para nutrir a sus crías. Estas plantas, a su vez, prosperan en hábitats naturales característicos, como praderas abiertas o zonas calcáreas. Sin embargo, la transformación y pérdida de estos hábitats, debido a cambios en el uso del suelo, está poniendo en peligro a estas abejas y, por ende, a las plantas con las que interactúan. Es vital conservar estos espacios naturales para proteger la rica biodiversidad que albergan.